Paseando entre argumento
y argumento de quienes se confiesan anti-Chávez, vagando entre el
bullicio de la calle, las numerosas líneas de periódicos, entre las
miles de palabras que se lanzan en la televisión o vía Internet,
llena de especialistas, sesudos que vaticinan que el "país se cae
a pedazos”, hemos concluido, que existe una fuerza que aglutina a
la mayoría de estas personas: Su vergüenza étnica. Este
"sentimiento”, que no tiene nada de natural, que no se constituye
en un problema genético, que no es exclusivo de los venezolanos, es
una condición históricamente determinada. La situación de
penetración cultural a la que hemos estado expuestos durante mucho
tiempo, de la mano de una educación enfilada en la fragmentación,
que no permitía una real ubicación histórica y espacial del niñ@,
luego hombre/mujer, condición necesaria para darle un sentido de
pertenencia, de futuro, de presente, han aportado los elementos que
han venido amasando en el pueblo, por lo menos en un sector, un
sentimiento de pena por lo que son, por ser Latinos, por ser morenos,
por hablar español, por vivir en una zona popular, por ser
venezolan@s.
Este sentimiento que no
es nuevo y se mantuvo velado durante mucho tiempo, constituye uno de
los principales mecanismos de dominación y opera a través de: Los
medios de comunicación, la educación formal y la familia. Durante
los últimos años, al acrecentarse las contradicciones, aquello que
se encontraba enmascarado, saltó, se hizo claro, se reveló,
constituyéndose en un elemento central que alimenta a la oposición
y les impide que muchos aún puedan aceptar a alguien, que representa
aquello que tanto niegan y que son ellos mismos: El pueblo.
Buscando en años
pasados, en los valores sociales reproducidos a través de los
medios, hemos encontrado la manera en que se alimentaba y sostenía
ese sentimiento de vergüenza étnica, esa negación de si mismo.
Así, por ejemplo: por más pobre que se fuera, así te tocara llegar
a tú casa luego de largas colas y de subir una eterna "escalera”,
ver a tus vecinos, y regresar luego de un día de máscaras, solo
bastaba con encender el televisor y sumergirte en él. Podías en
este "aparato singular” escuchar como te repetían día a día,
que para "nivelarte” con los demás, solo tenías que vestirte a
la última moda, y dejar tú sueldo en algún lugar nocturno en las
Mercedes, o en cualquier zona lejos de tú comunidad. Porqué si no
estabas allí, si no convivías con ellos, la lejanía implicaba no
ser ellos.
Muchos mitos fueron
conformando aquel sentimiento, que al estar tan arraigado, aún entre
algunos venezolan@s, ha sido históricamente un espacio desde donde
operan los mecanismos manipuladores que han intentado y siguen
intentando, desde la oposición, impedir la conformación de un
movimiento de identidad nacional. En este sentido, en épocas
recientes algunos estereotípos se alzaron desde los medios de
comunicación sobre lo positivo de nuestro país.
Veamos: Venezuela es la
mejor porqué tiene muchas Miss Universo, Miss Mundo, nuestro país
es el país del petróleo y las mujeres bellas, Venezuela es muy
importante porqué es uno de los principales proveedores de petróleo
para EEUU. Celebremos porqué tal cantante fue nominado al Grammy,
alguna vez algún actor llegará al Oscar. A nivel de la
estructuración de la personalidad, podemos encontrar algunos
requerimientos: Si vives en alguna zona popular, niégalo, no lo
digas, escóndelo, inventa otra dirección. Debes saber hablar
Inglés, no ingerir alimentos de los considerados para pobres delante
de tus amigos, no debes ser franco y sincero, debes mantener cierta
forma de hablar, etc..
Para algunas personas
existió una época en la que "para sobrevivir”, es decir, ser
considerado para algún empleo, un cupo en la universidad, etc,
tenías que inventar una dirección u utilizar la de alguien más, si
provenías de una zona popular, ya que eran muy mal vistos, y
descartados.
Todo lo anterior iba de
la mano con unos medios de comunicación enmarcados en un desprecio
por el pobre, por su condición. Así, revisando algunas
programaciones de los 80 hasta los 90, notamos que el pobre no
existe, está desaparecido, aún cuando la mayoría de los programas
están dirigidos a él. No existe el pobre, solo un concepto
prefabricado de la pobreza, una idea de lo que los dueños o
productores de los medios pensaban que era ser pobre, un concepto de
pasaba por la inyección de una imagen completamente equivocada,
llena de prejuicios, llena de falsedad, de estereotípos negativos.
El pueblo, entonces, asumía su identidad a través de aquellas
imágenes e ideas fabricadas desde la especulación y el desprecio, y
terminaba por negarse, despreciarse y negar todo lo que le rodeaba.
Considerar la "vergüenza
étnica”, supone remontarse en el tiempo, hasta la llegada de los
primeros europeos a lo que hoy es Venezuela. Un análisis superficial
de lo escrito por aquellos cronistas que recorrieron y reseñaron
sobre las etnias que habitaban desde milenios en toda la región, nos
proporciona toda una serie de especulaciones y estereotipos
negativos, que establecían que los indios eran flojos, brutos, feos,
etc… Y por contraposición los Visitantes eran bellos,
trabajadores, inteligentes, etc… Lo interesante, de lo anterior,
es notar como todas esas calificaciones se han mantenido a lo largo
del tiempo y se han mostrado en diferentes formas, pero con la misma
esencia y el mismo objetivo: Sembrarnos de vergüenza y dominarnos.
No es de extrañar,
entonces, que este mecanismo se perfilara como un elemento
fundamental de dominación. El hecho de que algun@s venezolanos
parte del pueblo no se reconozcan y tomen partido en contra de ellos
mismos, colocándose de lado de quienes nunca les han dado nada, de
quienes los han negado, de quienes sienten desprecio por ellos,
aunque parezca insólito, tiene una explicación histórica y obedece
a este proceso sistemático que opera introyectándonos una imagen
negativa de nosotr@s y alzando las culturas extranjeras como las
mejores.
Este proceso, que
pensamos, llegó a una fase de no retorno, que está naciendo
definitivamente, mediante un parto muy doloroso, lento, con riesgos.
Está trastocando y ejerciendo una presión muy fuerte, quiere salir,
develando todo lo que hay a su alrededor, quitando máscaras. La
vergüenza que aún sienten algun@s está en su mayor expansión, ha
estallado, ha perdido su carácter de bajo perfil, nos ha mostrado su
cara, y trata de sobrevivir, de mantenerse y mantener el sistema
social que lo alimenta. En este sentido, pensamos que la
operatividad de la cultura y su entendimiento teórico práctico
desde su carácter revolucionario, despojándola para siempre de las
concepciones que la limitan a la recreación, esparcimiento,
folklore, etc, y en consecuencia la delineación de políticas
culturales enfocadas en la reproducción de valores culturales
cónsonos con el socialismo, puede asegurar que las futuras
generaciones no sufran de este "mal creado”, que tengan un
sentido de pertenencia, de ubicación en el mundo, de aceptación.
Esperemos que los escuálidos solo sean una historia, un ejemplo que
dar a nuestros niños, la concreción de una educación colonizada…….