Formulario de entrada

Búsqueda

Calendario

«  Noviembre 2011  »
LuMaMiJuViSaDo
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
282930

Nuestra encuesta

Estimen mi sitio
Total de respuestas: 13

Estadística


Total en línea: 1
Invitados: 1
Usuarios: 0




Sábado, 2024-05-18, 8:20 AM
Le saludo Visitante | RSS
Comunismo Infinito
Inicio | Registrarse | Entrada
Inicio » 2011 » Noviembre » 29 » @SitaRoja:Las representaciones Andinas: El shamán, entre el poder y lo sagrado.
11:08 PM
@SitaRoja:Las representaciones Andinas: El shamán, entre el poder y lo sagrado.
Es muy difícil explicar como eran exactamente los hombres y mujeres que poblaron nuestro territorio, por lo menos hace 15.000 años atrás, sin embargo, poseemos registros arqueológicos, que son documentos históricos y que nos dan la posibilidad de aproximarnos a las características de la vida de estas sociedades. Así, aunque no conocemos sus rostros, ni sus cuerpos, podemos acercarnos a ellos a través de las representaciones arqueológicas de la figura humana, que aparecen en distintos yacimientos de lo que es la actual Venezuela, y que se encuentran en una mayor profusión tanto en la región Andina (siglo XI y XIV de la era) como en la zona de Valencia (1200-1300 d.C). Centrándose en el primer caso la iconografía en la figura masculina, y en el segundo en la femenina.

Estas representaciones no debemos imaginarlas como una ecuación que nos dará un resultado exacto o nos develará un secreto, una verdad absoluta. La arqueología ha producido durante mucho tiempo de investigación, un cuerpo de teorías científicas que le han proporcionado un método para acercarse a una interpretación, basándose en un conjunto de datos contrastables y concretos. En este sentido, los estudios de la cultura material, dentro de la que incluimos estas figuras antropomorfas, se constituyen en una fuente muy importante de información.

Las sociedades aborígenes que produjeron estas representaciones, han estado vinculadas a contextos históricos, denominados, según algunos investigadores, como cacicazgos. Esta forma de organización social, que fue definida de esta manera, básicamente por la existencia de un cacique, está caracterizada por una estructura jerárquica, que se refleja en el espacio por la presencia de aldeas centrales, donde vivían los linajes dominantes y otras periféricas habitadas por grupos subordinados, que mantenían con las primeras relaciones asimétricas, basadas en la complementariedad política y económica.

 Los cacicazgos, podríamos decir de manera general, que estuvieron signados por la centralización del poder. Para el caso de las sociedades que habitaron la RegiónAndina, este poder era ejercido desde la religión. En este sentido, y de acuerdo a datos arqueológicos y etnohistóricos, sabemos que las antiguas comunidades cacicales andinas desarrollaron un importante sistema de mitos creencias. Esto se evidencia, según Delgado Lelia (1989), Clarac J (1981), Sanoja y Vargas (1976) por la existencia de templos y santuarios dedicados al ritual, cuyos espacios sagrados parecen haber sido cuevas de las montañas más altas, donde concurrían indígenas de toda la región a rendir culto al Ches1.

Estas religiones o cultos permitieron el surgimiento de la figura del shamán, que según Lelia Delgado (1989) era una especialista en lo sagrado, que se ocuparía en delante de oficiar los ritos, a favor de la comunidad. Estos mediadores entre el colectivo y el más allá, fueron muy importantes para la sociedad en general, así, señalan las fuentes etnohistóricas que "la comunidad les hacía la labranza del maíz o les regalaba presentes santuarios, los cuales almacenaban en depósitos comunales”.
1 Según los cronistas, los aborígenes andinos practicaron religiones animistas, siendo el ches, un espíritu natural que habitaba las montañas y las aguas.

 Lo anterior se enmarca en una iconografía Andina, que aunque está constituida por un gran número de representaciones femeninas, se centra en la figura masculina, pero no cualquiera, sino la del shamán, quien posee el poder, quien puede ser la lluvia, el agua, el viento, el aire o ches. Esta producción iconográfica, tan distintiva de esta región, debemos concebirla, dentro de una sociedad de filiación Chibcha, no militarista, ni expansionista, en la que la agricultura tenía una importancia fundamental para la vida del aborigen. Lo anterior permitió la reproducción en el plano imaginario, de un conjunto de mitos y ritos propiciadores de la siembra.

Estos ritos que fueron fundamentales dentro de estas sociedades, eran administrados y ejercidos por el shamán. De esta manera, los controles y regulaciones sociales, que pensamos eran imprescindibles para el sostenimiento de la ideología que necesitaba una sociedad caracterizada por una estructura jerarquizada, debieron ser introyectados en la mente de los individuos, a partir de lo sagrado y de la imagen del Shamán.

Básicamente, algunos estudios de estas representaciones, se han enfocado en lo estético. No descartamos que mediante esta iconografía se pudiera haber reflejado una apreciación y manejo mediante las proporciones, volúmenes, colores, etc, de la belleza, de lo estético. Sin embargo, creemos que enmarcando estos símbolos dentro de los contextos históricos en que se produjeron, podría plantearse que quizás mediante los mismos, se buscaba generalizar y convertir en conocimientos de sentido común, ciertos rasgos que pertenecían al grupo dominante. Estos símbolos pudieron naturalizarse a partir de ciertas nociones sobre el cuerpo.

Inicialmente, puede observarse como la deformación craneal es un rasgo muy frecuente en la mayoría de las figurinas halladas en esta región. De acuerdo a Sanoja (1995) la deformación no era un rasgo generalizado en la población prehispánica (Sanoja Mario.1995:14). Igualmente, este autor señala que la iconografía de mujeres con el cráneo deformado, alude, quizás, a un sector dominante, asociándose dentro de esta población prehispánica, a la reproducción con el poder político.

En cuanto a estas deformaciones, también es muy común la de las piernas, brazos y orejas, que según Vargas (2007) eran todos rasgos reservados a los miembros del o de los linajes dominantes. En este sentido, la revisión de algunos datos etnohistóricos, nos informa como estas prácticas eran realizadas por algunos miembros de las poblaciones prehispánicas. Según Humboldt (1956) estos pueblos si nacen con la frente poco convexa, con una cabeza chata, buscan como deprimir la frente de los niños. (Humboldt.1956: 286-291). En cuanto a las deformaciones de los lóbulos de las orejas, Gillij (1965), señala que, "los indios haradan las orejas de manera que da espanto verlas (...) el agujero que hacen en ellas desde pequeño es tal que puede caber dentro, un hueso bien grueso, y bastaría esto para hacerlos muy deformes” (Gillij. 1965:61).

Por su parte, las deformaciones de las piernas fueron reportadas en las primeras crónicas que se tienen de indias. Incluso, según Lelia Delgado (1989) existen ilustraciones de viajeros, donde aparecen dibujos de indias presentando dichas deformaciones. Fray Ramón Bueno (1933) dice al respecto que "tenían mucha presunción de que las pantorrillas manifestaran un grosor más de lo regular, y para esto desde la tierna edad que lactan, hacen un tejido muy tupido en lo más delgado de la pierna y otro más arriba de la pantorrilla” (Bueno Ramón, fray.1933:61)

En síntesis, las sociedades andinas produjeron numerosas figurinas antropomorfas que representan a los dos géneros. Las más profusas son las masculinas, casi siempre shamanes en actos de ofrendas (fig 2). Las femeninas son también numerosas y se dividen en dos grupos 1.- Con rasgos que coinciden con las descripciones de los cronistas para las mujeres de los miembros de los linajes dominantes (fig 3) y 2.- las que poseen pocos o casi ningún adorno, vestimentas o pinturas corporales, lo que sugiere que se trata de mujeres del común. Otro grupo, de figuras antropomorfas son representaciones asexuadas.

Estas representaciones, más que objetos, debemos entenderlas como figuras de hombres y mujeres, reales, concretos, que vivieron hace muchos años y que son nuestros ancestros. Una mirada nada más bastará, para encontrarnos en sus rasgos físicos, en sus ojos, en sus bocas. Conocerlos de esta manera, nos permitirá sin duda sentirlos como un tejido que se entrelaza con nosotros, como parte esencial y base de nuestra propia existencia social. Solo así, podremos dejar la lejanía que supone el otro, el extraño, el que no entendemos, y por ende no nos importa.

@SitaRoja
Visiones: 610 | Ha añadido: redchernobil | Tags: figurinas, chaman, venezuela, mujer, valencia, pueblos, cultural, americas, originarios, iconografia | Ranking: 0.0/0
Total de comentarios: 0
Nombre *:
Email *:
Código *:

Copyright MyCorp © 2024